viernes, 21 de marzo de 2014

 
DIOGENES BALEARICO

Viajar en coche por África del Este es magnífico, pero resulta necesario llevar numerosos billetes pequeños en moneda local. (Los dólares son sospechosos porque hay muchísimos falsos, y los euros siempre parecen menos de lo que valen en realidad.) Es algo fundamental para pagar un peaje –tan ilegal como aceptado— a los agentes de la autoridad apostados cada X kilómetros. En caso de llevar un camión cargado de lo que sea, entonces se paga con una pequeña parte de la mercancía. Entonces se corre el riesgo, si el viaje es largo, de llegar a destino con el tráiler vacío.

“Los gánsteres no son policías, pero todos los policías son gánsteres”, opina Casia, una deliciosa y poderosa empresaria kikuyu, que sabe bien que para aumentar su negocio tiene que lidiar diariamente con la corrupción a todos los niveles. También me dice que, si los agentes no recolectan una cantidad diaria con este tipo de peaje, de la cual tienen que dar un considerable porcentaje a su superior, les mandan al bush, al matorral interior, a la selva, donde con suerte solo podrán arañar el bolsillo de algunos pastores de cabras o campesinos.

En cierto modo me recuerda a las exigencias de Interior respecto a las multas de tráfico. Si los agentes no recaudan una cantidad suficiente, se les llama la atención poderosamente, pertenezcan al cuerpo que sea.

Pero en Europa la mordida está legislada de forma magnífica. Cada vez se exigen más impuestos, de los cuales solo se salvan los privilegiados que tienen una Sicav. Son las rentas medias—cada vez quedan menos, pues sufren un colosal trasvase hacia las bajas—las que soportan el peso de una administración paquidérmica y rezumante de enchufados de uno y otro partido.

Siempre se piensa que la educación pondrá coto a los desmanes del poder. Lo que pasa es que la lucha del particular contra el Leviatán estatal es agotadora ya sea en Bruselas, Kampala, Pekín, Moscú o Washington. Así cada vez más ciudadanos piensan como el cínico Diógenes, tan feliz en su tinaja, que cuando el poderoso Alejandro le ofreció cualquier deseo, pidió: “Apártate, que me tapas el sol”.

Pero hasta el sol lo quieren ahora tapar en Baleares las poderosas multinacionales petrolíferas, en connivencia con algunos ministros de alma de chapapote. Sería la puntilla a los que vivimos en la tinaja baleárica, donde su naturaleza soleada y marina hacen la vida fácilmente agradable. Pero pienso que incluso el mayor cínico del archipiélago batallará contra tal salvajada.

miércoles, 12 de marzo de 2014


DE NIKITA AL NECKNOMINATION
 

Dicen los rusos que Nikita Kruschev firmó la entrega de la estratégica península de Crimea a Ucrania mientras estaba borracho. No tendríamos dudas al respecto si Kruschev hubiera seguido la nueva moda denominada Necknomination, inventada en Australia (posiblemente porque se aburren soberanamente), y que se espera con miedo este verano en Magaluf y San Antonio, allí donde están tan locos como para atraer el salvaje turismo británico, bajo cuya pezuña no crece otro mercado.

Consiste la nueva moda en beber sin medida con el propósito de emborracharse frente a una cámara de internet. Pese a mi amor por el alcohol, no le veo la gracia al necknomination por ninguna parte. Pero estamos en la época de exhibirse aunque sea de forma absurda, donde los usuarios de diferentes redes sociales ofrecen datos personales imprudentemente, y ahora encima cuelgan sus tristes proezas alcohólicas, invitando a seguir una cadena planetaria y cibernética de vulgares borrachos.

El alcohol es algo demasiado bueno para semejantes bestias. No deja de ser curioso que el término alcohol venga de la lengua árabe y signifique El Espíritu Sanador. Ahora que me encuentro navegando por el Indico en un dhow bien pertrechado alcohólicamente, a mis amigos musulmanes—la mayoría no prueba ni gota, no se parecen a los que encuentro cada verano en Baleares— les digo que el profeta Mahoma jamás prohibió el vino. Solo regañó a un borracho por descuidar sus deberes religiosos. De ahí pasó su cuñado Alí a condenar el consumo de alcohol. Una lástima, pues hay más versos al vino en árabe que en ninguna otra lengua occidental. Y desarrollaron el alambique destilador de eau de vie, agua milagrosa que actuó como plataforma etílica del Renacimiento.

Pero esto del necknomination es repulsiva muestra de muy barata decadencia. ¿Tendrá la culpa el garrafón o es sencillamente el fracaso de la educación? Siempre ha habido, especialmente en tierras bárbaras, gente muy bruta. El pasado julio, en Ibiza, una tierna criatura venida de Liverpool (era como un retrato de Gaingsborough con acento cockney) me mostró una nueva forma de embriagarse: Empapaba un tampax en vodka y luego lo usaba como corresponde. La curda es casi instantánea. A tan cochino cocktail lo llamaron Tampvodka y causó furor estival-uterino. También conocí clubbers que se colocaban con pastillitas psicodélicas, diferenciadas con el logo de marcas de moda, que iban desde Gucci a Tous pasando por Vuitton.

Extrañas formas de divertirse que me son ajenas, muy alejadas de una orgía como Dios manda.

 

 

 

 

 

viernes, 7 de marzo de 2014


PREMIOS NON GRATA
Estoy convencido de que la mayoría de la sociedad considera como personas nada gratas a la mayoría de los políticos. Se lo han ganado a pulso. Así que si se ponen ahora a reñir por cuál partido se lleva más candidaturas a los premios non grata, seguro que se llevarán el aplauso de un pueblo desengañado que pedirá siempre más, más non gratas, más repelentes señalados con tinta amarilla de cobardes, de mamones que han preferido servirse antes que servir, de mediocres con prebendas de sátrapa, de falsos profetas que predican como Cristo mientras viven como Dios.
El aparato del Estado ha crecido espectacularmente y en España nos llevamos la palma europea de personas non gratas mordiendo la teta pública. Tenemos el doble de cargos públicos que Alemania contando la mitad de su población. Hay competencias que son triplicadas estúpidamente, las diferentes autonomías se inventan nuevas leyes para hacer cada vez más difícil la vida de los otros, el número de consejeros y ayudantes crece espectacularmente, etcétera. El Estado es una colosal agencia de colocación de amiguetes que pretenden seguir mamando hasta su jubilación.
Por eso divierte tanto tener a los políticos sacándose las vergüenzas (aunque ya han pactado por su propio interés no seguir adelante). Si se atrevieran a sacar las urnas a la calle para votar los premios non grata, se sorprenderían del concepto que la ciudadanía tiene de ellos. Pero eso no pasará, salvo que fuéramos una verdadera democracia.
Mientras tanto denuncia Abel Matutes que el ministro Soria sigue deseando hacer las prospecciones que amenazan el modus vivendi balear. Al ministro estreñido no parece importarle la muerte de nuestras islas ni la oposición de sus nativos, y continúa arrodillándose ante las multinacionales extranjeras. Si además de non gratas pudiéramos condenarles al ostracismo, Zoteparo podría exiliarse en Tánger, Antich en Maracaibo y Soria en el desierto saudí.
Aunque parezca increíble, en la recóndita Lamu he encontrado a una masiva representación de la petrolera Repsol. Han alquilado un hotel italiano en Manda y son cientos de directivos y sus parejas. Caminan como robots por las laberínticas calles de la ciudad musulmana y, ante mis saludos en español, me miran con miedo, como si fuera un pirata somalí. Excepto una señora con buena pinta, ignoro si espía o directiva, que al saberme nativo de Ibiza, me avisa: “Tenéis que parar las prospecciones o será la muerte de Baleares.”
Sí, hay que parar a los non grata.
 
 

martes, 4 de marzo de 2014


MEDITACION DE ASESINOS

La detención de dos asesinos etarras mientras practicaban yoga en Puerto Vallarta parece surrealista o propia de una película de Almodóvar. Pero la realidad fuera de la manta-mantra de tales talleres de yoga a veces es escalofriante: Quien los ha probado lo sabe.

Entre los deseos de iluminación del divino om mani padme hum y los destellos de la sabiduría oriental que algunos memos occidentales imparten como si fuera pensamiento fast-food, se ocultan a veces una serie de psicópatas perdidos en el abismo de sus brumas interiores.

Adolf Hitler, como la mayoría de dictadores modernos, era vegetariano, abstemio y no fumador. Ignoro si practicaba el tantra con Eva Braun, pero su odio no brotaba de devorar un chuletón, su agresividad no venía alentada por un vino del Ring, su locura no era incitada por las nubes azules del sagrado tabaco.

Quien ama el placer, ama la vida y no pretende forzar a los demás a vivir a su manera. Eduardo VII fue uno de los más hedonistas monarcas británicos. Hijo de la puritana reina Victoria, era un amante de los puros habanos, los ardientes licores e incluso mandó ensanchar las bañeras de los diversos Ritz para poder hacer el amor a sus queridas acuáticamente. La historia le reconoce como un pacificador que supo controlar los vientos bélicos que aullaban por las cuatro esquinas del viejo continente. Fue a su muerte cuando se desató la Gran Guerra que asesinó Europa y se evaporó como un sueño el mundo de ayer descrito por Stephan Zweig.

Alegra el éxito de La gran belleza. Es una película italiana con rondas nocturnas por los palazzos romanos y flamencos que acuden al amanecer de una terraza a contemplar una santa. Destila un elegante cinismo y una dorada decadencia, un natural carpe diem que no necesita predicarse porque el milagro ya existe. Es un film no apto para fanáticos de manual, criaturas de chándal, comedores de bocadillo regalado en mitin político ni integrantes de secta macrobiótica. Por eso mismo sorprende su éxito y demuestra que la sociedad europea no está perdida del todo, que no precisa de nuevos dogmas new age ni el totalitarismo creciente que amenaza desde la socialista Bruselas.

Christopher Isherwood, Joseph Campbell, Sánchez-Dragó, Luís Racionero, Roberto Calasso…, acercan oriente y occidente sin necesidad de caer en la gilipollez esclavista de tantos nuevos gurús de secta que pregonan un nuevo existencialismo: El infierno son los otros. Los asesinos también necesitan su religión, su yoga y sus acólitos.

 

 

 

 

 

 

lunes, 3 de marzo de 2014


 
GROSERIA NACIONALISTA


Posiblemente uno de los aspectos más desagradables de los nacionalistas sea la grosería. La cortesía—nacida en el Mediterráneo, con permiso de los chinos, con la adopción de la bella figura, el amor que entra por los ojos de los trovadores y la esprezzatura de Castiglione—es algo fundamental, junto con el sentido común, para desenvolverse en la vida.

El episodio del memo catalanista negando el saludo al príncipe de Asturias, mientras el Mas hortera todavía y el paleto de Trias se regocijaban, es solo una anécdota mas de lo bajo que pueden caer los que pregonan el regreso a las tribus mientras manden.

También encuentro grosero el empecinamiento del Consell en catalogar como obra artística el espantoso edificio de Gesa que machaca el Paseo Marítimo palmesano. ¿Es que están locos o tan solo piensan en la pela que salvarán de las posibles indemnizaciones a Núñez? Ese edificio es una vergüenza, una muestra del abominable utilitarismo de algunos arquitectos que desprecian las sagradas proporciones y nada saben del apetito de belleza. Que lo demuelan de una vez y harán un gran favor a la estética de Palma de Mallorca.

¿Y qué decir de los colegios que condenan a la lengua española a ser únicamente permitida en las clases de plástica y gimnasia? Pues que además de groseros están chiflados por negar una educación real a sus alumnos. Demuestran que lo que les escuece del TIL es la posibilidad de dar algunas clases en español. El ibicenco, mallorquín y menorquín son considerados como dialectos a desaparecer en loor del catalán. A Bauzá no le falta razón al decir que monten un partido político. Que se junten al franquiciado socialista (¡qué tristeza de partido expañol!), comunistas y nacionalistas y ganen unas elecciones, si pueden, como un nuevo Frente Popular.

Hay una grosería que quiere sacar la cabeza por donde puede. Si vence su progresismo decadente, la civilización occidental desaparece. Es como lo que decía Salvador Dalí de los nazis: Si estos ganan, a los primeros a los que liquidan es a los tipos como yo.

Es todo tan ridículo que a veces dan ganas de tirar la toalla. El problema es que los fanáticos de la grosería jamás descansan. Aplican su rodillo continuo contra alumnos, sociedad, democracia. Son como talibanes destrozando los Budas en su pasión destructiva gritando viva la estupidez.

Pero esta minoría no puede dictar su pesadilla a la mayoría baleárica. Sería un retroceso monstruoso. Necesitamos más cortesía y sentido común.